domingo, septiembre 04, 2005

Despertar

Día a día, intento seguir respirando sin emitir veredictos acerca de lugares y personas que no haya visto de primera mano. La visión distorsionada que pueda ofrecerme un medio de comunicación o la opinión de otra persona no me resulta válida para creerme en derecho de dar sentencias condenatorias y alimentar prejuicios.

Doy gracias a mis progenitores, porque me enseñaron a ser una persona coherente en mis actos y juicios, porque sacrificaron parte de su vida con trabajos, tiempo y paciencia, para poder darme una educación que me permitiera pensar por mí misma y me impidiera caer en la estupidez que hoy por hoy, veo que aún abunda en España.

Vine a escupir un poco aquí, porque me he cansado de leer barbaridades acerca de Cataluña, palabras llenas de odio y envidia que escapan de bocas envenenadas que jamás han probado un manjar sin haberlo publicado, palabras bañadas de mierda y mentiras, que favorecen aún más el distanciamiento que en su día sembró el Chemaría (el que ahora vive del cuento y de nuestro dinero).

Mis padres jamás sembraron en mis entrañas siquiera una ínfima semilla de odio hacia nadie, pero viendo como veo lo mucho que somos odiados, yo y mis hermanos catalanes, creo que algo está creciendo en mi sangre.