sábado, julio 30, 2005

Unidad

Siempre he intentado hacer mi camino reduciendo las cuestiones que se me plantean a lo más simple y accesorio a mi entorno, para una mayor comprensión y manejo de las situaciones o problemas.

España, una, grande y libre, se me antoja a una familia numerosa. Una pobre madre viuda con sus 17 hijos y una herencia paupérrima heredada de un padre dictador que prohibió a la mayoría de sus hijos pequeños ir a una escuela libre, mientras que a sus hijos mayores azotaba con porras porque ellos sí, en libertad estudiaban.

Esta familia es evidente que tiene un problema, un problema muy grande, porque la pobre madre viuda a pesar de querer dar a sus hijos la misma educación y posibilidades en la vida, a raíz de las diferencias de edad existentes, no todos serán tratados igual ni recibirán lo mismo. Educar y vivir, no es como repartir un pastel.

Cada hijo tiene su propio ADN, con sus enfermedades, grandezas y limitaciones. Cada uno de los hijos tiene una historia en sus espaldas con unos conocimientos o lavados de cerebro adquiridos. No, es imposible, de la noche a la mañana, borrar todo el pasado vivido por estas 17 criaturas y que haciendo borrón y cuenta nueva, sientan y vivan lo mismo. Sí, pero, es posible, que los 17 hermanos se quieran, se apoyen, se respeten, se guarden, se valoren, se perdonen y se rían gozosos todos juntos.

¿Porqué España no puede?...; Por el mismo motivo que los 17 hermanos nunca llegarán a quererse a la vez. Porque los 17 hijos crecieron separados, alejados y desinformados unos de los otros. Porque los 17 hijos se han casado, y han entrado en sus haciendas 17 esposas que no buscan unidades ni familias, 17 esposas que tienen su propia familia con cada uno de los hijos, y lo único que les interesa y mueve es conseguir lo mismo que los demás o más.

Ahora, pensad en vuestras familias, y sentid la comparación.