domingo, julio 03, 2005

Solidaridad

Yo tenía un campo y en mi campo tenía agua. Trabajar el campo me cansaba. Vino uno con corbata, y por mi campo y su derecho a agua me dio una pasta. Me vendí mi campo y me tumbe al sol un rato.

Pasó el tiempo, y el dinero que me dieron por el campo, se me fue yendo con todos mis gastos. Compré con algo de calderilla, un trocito de tierra de arcilla, y como el agua ya no era abundante, tuve que pedir un crédito al banco para instalar un sofisticado sistema de riego y de goteo.

Más ahora desde hace un rato, la madre Naturaleza se ha enfadado, ya ni siquiera nos manda un poquito de lluvia con la que regar el campo.

Ojala nunca hubiera esta historia iniciado, nunca pensé en los demás que también tenían un trocito de campo.